- Incorporá comida variada a tu dieta:
Llevá una dieta equilibrada, que incluya en especial alimentos ricos en fibras: cereales integrales, verduras y frutas crudas o cocidas. - Tomá suficiente cantidad de líquido:
Agua, jugos de frutas, bebidas dietéticas, caldos. No menos de 1.5 litro por día. Lo ideal es beber líquido repartido a lo largo del día, no solo en las comidas, sino también entre ellas. - Mantenete con actividad:
Realizá al menos 30 minutos diarios de actividad física. Por ejemplo: caminatas, nadar, andar en bicicleta, pilates, yoga, etc.
Si no podés realizar actividades fuera de casa, una buena opción es incorporar una rutina de abdominales sencillos y ejercicios de relajación que puedas hacer en el hogar. - Prestale atención a las señales de tu organismo:
A veces, estamos tan apurados que no le prestamos atención a las necesidades de nuestro cuerpo o preferimos evitar baños desconocidos. Pero es importante que no ignores el llamado del reflejo evacuatorio, ya que si lo inhibís de forma reiterada estarás favoreciendo la constipación en el corto plazo. - Establecé un horario para la evacuación:
Intentá ir al baño a la misma hora cada día, preferentemente después del desayuno o el almuerzo. Tomate tu tiempo y si es necesario podés ayudarte realizando un suave masaje en el abdomen para favorecer el peristaltismo. - Dejá de fumar:
No fumar favorece el movimiento intestinal. - Intentá mantener tu peso dentro de los valores normales y evita el sobrepeso y la obesidad
La motilidad intestinal suele enlentecerse con el sobrepeso y la obesidad, favoreciendo la constipación. - Cuando tu médico te indique un medicamento, consultále si te puede ocasionar constipación:
Si es así, no dejes de tomarlos, pero puedes reforzar tu alimentación con fibras de forma de prevenir la posible constipación.